Así que, pensando, pensando... miro a mi alrededor y veo un tebeo de Mortadelo y Filemón.
Eso me transporta a un recuerdo de hace muchos años. Yo estaba con mi madre en el ambulatorio, no recuerdo porqué, nada importante por fortuna. El caso es que ella me compró un tebeo de Mortadelo y Filemón. Solía hacer eso para que no diera la tabarra, esperar siempre me ha aburrido mucho y me pongo muy pesado.
Recuerdo perfectamente que estaba en el asiento, leyendo que a Mortadelo le había alcanzado un rayo del Dr. Bacterio que hacía que, cada vez que alguien le tocaba, su cabeza (La del que le tocaba) se convertía en la de un burro. Ni que decir tiene que, del modo más fortuito, Mortadelo provoca la metamorfosis en cualquier personaje que se cruzase con él. Finalmente, acosado, Mortadelo tenía que huir a la luna donde, inmediatamente y "porque sí" un amable extraterrestre aterrizaba a su lado y le decía "Hola, terrestre. ¡Vengo en son de Paz!" Al tiempo que se apresuraba en darle el pertinente apretón de manos al agente de la TIA. Cuando vi la siguiente viñeta, en la que el extraterrestre, con esa cara de burro desencajado que sólo es capaz de dibujar Ibañez, le disparaba a Mortadelo rayos con su pistola desintegradora por toda la luna... Me hizo tanta gracia que exploté en una carcajada que, en un lugar como aquel, sonó como un estruendo. Juro que intenté parar, pero me costó lo mio.
De verdad que es genial querer parar de reir y no ser capaz.
Una vez, hace apenas unos meses, me pasó lo mismo. Estaba en el metro y me compré otro tebeo de Mortadelo y Filemón (A cada uno lo suyo!) El entuerto de la historieta es en este caso más complicado de narrar, pero lo importante es que allí, en un vagón del metro en el que no seríamos más de diez personas, me entró otro ataque de risa. Lo contuve como pude por un rato, pero de pronto la historieta dio un giro más y ya no pude evitarlo. Tenía la cara tensa tensa y los hombros me subian y me bajaban delatores. Irónicamente el chico que estaba sentado delante de mi (de mi edad) no disimulaba nada y me miraba de modo cómplice, esperando a que finalmente me decidiera a reír en voz alta. Sólo le vi la cara durante algo así como medio segundo antes de que me tapase el rostro con el tebeo, pero recuerdo bien su expresión divertida y envidiosa de quien se muere por decir: "Eh, ¡Cuentame el chiste, joder! ¿Tan bueno es?". Me bajé del tren. No era mi estación pero... no pude evitarlo.
Y otra vez, esta curiosamente situada en el tiempo entre la primera y la segunda. Estaba trabajando en Red2000, entré en un pasillo largo y coincidió con que uno de los jefazos (Un Italiano, que por otro lado era un tío muy simpático pero con el que yo había cruzado dos palabras en toda mi vida) entró por el otro extremo del pasillo. A este hombre le gustaba vestir de un modo muy particular y ese día llevaba una mezcla entre traje playero y pantalones militares. Yo caminaba hacia él, serio. Pero de pronto me lo imaginé gritando "¡Es la guerra! ¡Es la guerra!" y... pues sí. Ocurrió. Carcajada, cara vuelta en mitad del pasillo y a correr.
Estuvo bien, joder. Y es que recuerdo también (Cuantos recuerdos, parezco un abuelito) una frase que le escuché a Pipi Calzaslargas (Échale años, pero se me quedó grabada) ella, para explicar un ataque de risa de alguien, decía con toda naturalidad: "Se habrá contado un chiste que no se sabía". De vez en cuando ocurre, vas por la calle, te cuentas un chiste que no te sabías (O que ya habías olvidado) y te echas a reir para asombro de los demás viandantes. O de tu pareja si te da el punto por la noche, mientras uno intenta quedarse dormido. O comiendo, o viendo una película... E incluso hablando con otra persona. Da igual. A mi me gusta eso.
Igual que me gusta cuando no sabes de qué escribir, echas la vista atrás, y revives estas cosas que, inevitablemente, te hacen sonreír.
Por cierto, y para que os echéis unas risas vosotros. Mirad este video. Es genial:
http://www.youtube.com/watch?v=jy798xEj4F0&search=bebes%20riendo
Nada más. :-D