El cuento de los cuentistas.
"Érase una vez, hace mucho, mucho tiempo...
Un muchacho joven y alegre trabajaba en un pequeña aldea. No tenia ningún talento particular, a parte de una gran vocación por contar historias. Afortunadamente para él estas historias gustaban a los demás lo suficiente como para permitirle vivir bien con los cuentos que escribía: "Otro cuento, otro cuento!" le decían las misivas que recibía desde aldeas lejanas a las suya, y el muchacho, contento y satisfecho, trabajaba en su pequeño estudio escribiendo hasta altas horas. En ocasiones aquel joven se sentía desanimado porque no encontraba la inspiración suficiente, las historias se parecían entre ellas o tenía que llegar a acuerdos con otros (grandes) cuentacuentos de la aldea hasta que todos sentían que los cuentos tenían la suficiente calidad como para contentar a sus clientes. Y así pasaban los días, satisfechos por las cartas complacidas que recibían a cambio de aquellos relatos.
Llegó el día en el que aquel joven, junto con los demás escritores, tuvo la posibilidad de ir a visitar a aquellos que tantos cuentos le pedían. Anduvieron hacia allá en grupo y fueron tratados con amabilidad y cortesía. Muchos y sabrosos alimentos y enormes cantidades de bebida les fueron ofrecidos. Todo el mundo sonreía y brindaba a la salud de los cuentacuentos.
Pero de pronto, tras la confianza y la satisfacción, aquel joven vio por fin uno de sus cuentos. Sus páginas, extendidas en un terrario, servían como mantel para recoger los deshechos de dos gatos cebados y viejos. Otras páginas estaba de posavasos, otras calzando un sofá y otras, sencillamente, habían desaparecido sin motivo aparente. ¿Llegaron a ser leídas? Quien sabe, pero aquellos habitantes seguían pidiendo más cuentos o, quizá, más sueños a los que desmembrar y mutilar sin impunidad.
A fin de cuentas... Son sólo letras."
¡Y uno que ya se creia curtidito en según qué cosas!
Gracias a todos los que nos habéis dado tan cálida acogida. De verdad, sois geniales, el lugar es precioso y nos habéis tratado genial. ¡CABRONEEEEEEESS!!!!
6 Comments:
Hombre, Dani, digo yo que los manteles de los gatos no serían la única copia, ¿no? Y ya que contribuimos indirectamente al gasto planetario de papel y la paulatina deforestación, no está mal saber que algunas de estas fotocopias (no tan necesarias siempre) al menos han tenido un uso más. Ahora la responsabilidad del árbol talado para tu guión no es sólo tuya; la compartes con los gatos. Un abrazo de este convaleciente. La rodilla mucho mejor. Lo otro también.
By Álvaro, at 10:09 a. m.
Álvaro... No sé si has terminado de entender la referencia metafórica de todo el relato.
Si las secuencias se hubieran respetado mínimamente... ojalá los folios hubieran sigo usados luego para el noble propósito de empapar los orines de dos felinos. Por mi habría estado bien si, como digo, las secuencias hubieran sido respetadas mínimamente.
By El Autor, at 11:10 a. m.
Querido cuentacuentos:
Han sido los Orcos, los Orcos han desmembrado tus cuentos. Pero no te preocupes porque el gran guerrero Sir Bergarechelot cabalgará con su corcel hasta la guarida de los Orcos y les dará para el pelo.
Si no....
Habremos de enfocar nuestras carreras hacia el mundo animal.
By Anónimo, at 12:53 a. m.
Erm... Bueno, al menos has demostrado que encuentras inspiración en la realidad para contar cuentos.
Ánimo. Me gusta pensar que el tiempo acaba por poner a cada uno en su lugar, aunque ciertamente eso no siempre se cumple. Así es la realidad.
By Anónimo, at 1:23 p. m.
Bueno, un tio con "tijera" es aquel que tu ves tu guión y notas que le han quitado alguna frase de aquí o de allá. Con este director la sensación se sido al revés, yo he visto mis secuencias y he pensado: ¡Anda, hay una frase mia!
El único consuelo es que parece algo bastante generalizado.
Por cierto... ¿Estrenas Blog, Txopsuey? Si no es así, anímate, joder. Está divertido.
By El Autor, at 12:56 p. m.
Igual no era muy vasco :P
No se, es la historia de siempre con el guión. Yo ya he visto de estas cosas tanto en ficción como en sketches como en programa como en...
Lo malo de un guión es que lo lee muchísima gente y tooooodos tienen que opinar, así que vaya usted a saber cómo acaba.
Yo antes no entendía a esos guionistas que decían no ver el resultado final de lo que escribían. Ahora sigo viéndolo, pero ya les entiendo más...
Ánimo.
By Galahan, at 2:56 p. m.
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