Historia de una ida y una vuelta
Pues sí, me he ido y he vuelto. Barcelona, Figueras, Cadaques, Sète, Arles, Avignon, Asti, Turín y Venecia. Y ha estado bien.
Antes de emprender cualquier viaje siempre se hace uno (o al menos yo lo hago) una idea de cómo van a ser esos días. Esta experiencia ha rebasado en mucho sentidos mis expectativas iniciales. Quizá porque en esa evaluación previa al viaje reconozco que mi temor principal era el aburrimiento y el miedo a quedarme sin un lugar en el que dormir. Ni una cosa ni la otra. Ha resultado mucho más fácil de lo que esperaba e incluso puedo decir –lo que en mi caso es motivo de gran orgullo- que ni siquiera me he perdido, o al menos no me he perdido mucho. Salía del hostal, me pateaba la ciudad y cuando volvía por la noche encontraba el camino. Qué cosas.
Por otro lado hay una variante que sí se ha disparado más allá de lo que esperaba, y es que viajando solo uno no se aburre, pero se siente mucha soledad. En especial cuando estás en un lugar que le encantaría a tal o cual persona. Luego –como dijo Pablo- cambia el chip y la soledad pesa menos. Pero reconozco que los primeros y los últimos días del viaje han sido especialmente complicados en ese sentido. Han sido 13 días.
Por cosas como esta, porque un viaje en soledad es en su mayor parte un viaje de conocimiento, no tiene mucho sentido hacer aquí una crónica de mis reflexiones, esas no interesan. Sólo diré que me alegro de haberlo hecho.
He conocido a varias personas. No he vivido aventuras. He andado más de lo que creo haber andado en la vida. He dormido en sitios preciosos y otros no tanto. He hecho mímica. Algunas buenas fotos al amanecer. He escrito. He visto la tele. Os he echado de menos.
Iré publicando una foto del viaje de vez en cuando. La primera ya la tenéis en el fotolog. Es del cuarto día de viaje, encontré a una chica Italiana en Cadaques. Su nombre “Angela Sabina” (dios!) y fue un encuentro feliz. Ella viajaba de Turín a Madrid, así que nuestros caminos coincidieron, al menos por un día.
Una suerte, porque os aseguro que he visto muchísima menos gente viajando sola de lo que me esperaba.
Antes de emprender cualquier viaje siempre se hace uno (o al menos yo lo hago) una idea de cómo van a ser esos días. Esta experiencia ha rebasado en mucho sentidos mis expectativas iniciales. Quizá porque en esa evaluación previa al viaje reconozco que mi temor principal era el aburrimiento y el miedo a quedarme sin un lugar en el que dormir. Ni una cosa ni la otra. Ha resultado mucho más fácil de lo que esperaba e incluso puedo decir –lo que en mi caso es motivo de gran orgullo- que ni siquiera me he perdido, o al menos no me he perdido mucho. Salía del hostal, me pateaba la ciudad y cuando volvía por la noche encontraba el camino. Qué cosas.
Por otro lado hay una variante que sí se ha disparado más allá de lo que esperaba, y es que viajando solo uno no se aburre, pero se siente mucha soledad. En especial cuando estás en un lugar que le encantaría a tal o cual persona. Luego –como dijo Pablo- cambia el chip y la soledad pesa menos. Pero reconozco que los primeros y los últimos días del viaje han sido especialmente complicados en ese sentido. Han sido 13 días.
Por cosas como esta, porque un viaje en soledad es en su mayor parte un viaje de conocimiento, no tiene mucho sentido hacer aquí una crónica de mis reflexiones, esas no interesan. Sólo diré que me alegro de haberlo hecho.
He conocido a varias personas. No he vivido aventuras. He andado más de lo que creo haber andado en la vida. He dormido en sitios preciosos y otros no tanto. He hecho mímica. Algunas buenas fotos al amanecer. He escrito. He visto la tele. Os he echado de menos.
Iré publicando una foto del viaje de vez en cuando. La primera ya la tenéis en el fotolog. Es del cuarto día de viaje, encontré a una chica Italiana en Cadaques. Su nombre “Angela Sabina” (dios!) y fue un encuentro feliz. Ella viajaba de Turín a Madrid, así que nuestros caminos coincidieron, al menos por un día.
Una suerte, porque os aseguro que he visto muchísima menos gente viajando sola de lo que me esperaba.