Dimisión

Ayer dimití del curro.

Muchos pensareis que el trabajo es sólo trabajo y que, mientras estés bien con los compañeros, ninguna de las decisiones que tome "La empresa" pueden motivar que un guionista, que es el último mono, dimita. Pero no es así.

En un trabajo creativo es importante sentir que hay un criterio, que hay una dirección en la que caminar. Aunque esa dirección no te guste, así es nuestro trabajo y pocas (Casi ninguna vez) escribimos cosas que realmente nos gustan. Pero de vez en cuando se viven casos excepcionales en los que de pronto alguien con poder empieza a tomar decisiones tan alocadas (Y tan carentes de respeto) que, si las describiese aqui, incluso los que no estais familiarizados con el mundo de la televisión os llevaríais las manos a la cabeza. De verdad.

Así que dije "Yo me bajo" y bueno... que sea lo que quiera.

Tampoco puedo negar que cuando uno dimite de un curro el nivel de preocupación es mayor que cuando el trabajo simplemente "se acaba" es lanzarte a la calle voluntariamente. Pero bueno, ayer, cuando ya habia comunicado mi decisión, me quedé mirando por la ventana de mi ahora ex-oficina. Desde aquella ventana, que está a una buena altura, se ve un terreno inmenso (y en obras) que llega hasta la sierra. De pronto, y a buen ritmo, vi como la sombra de una nube se acercaba desde el horizonte. Primero se oscureció la parte más alejada, luego la tierra de la construcción, luego la carretera y al final la sombra invadió incluso el tejado del edificio. Todo quedó mucho más oscuro y pensé "Joder... ¿Será una señal?" Fueron segundos angustiosos hasta que de pronto la nube, evidentemente, siguió su camino y todo se iluminó en el mismo orden en el que antes se habia oscurecido. Se lo comenté a Rocio y ella, riendo, me dijo "¿Si eso no es una señal, qué es?!"

No es una señal. No creo en las señales. Pero sí creo en las metáforas.

Siempre habrá nubes. El cielo nunca estará permanentemente despejado ni permanentemente nublado.

Por suerte.