Se acabó
Durante muchos meses has tenido miedo, pero quien tiene miedo también tiene esperanza. Eso se acabó.
Todo se acaba con una palabra coloquial, con una despedida educada. Como si nada. Y la sonrisa lejana que escuchas un segundo antes de colgar suena como un pitido ininterrumpido, como cabezas que niegan. Ha muerto. Y entonces la confirmación de aquello que esperabas te devuelve a la realidad sacando tu cabeza del gigantesco barreño en el que estabas metido. ¿Inhalas o exhalas? Haces las dos cosas con una gran bocanada y te sientes mareado cuando ves que todo deja de moverse en el tiempo lunar del agua, ya nada flota en mil posibilidades. Ahora “sabes” y para tu sorpresa fuera del agua no se está mucho mejor. La sala es oscura, y encima estas solo. Así que... ¿quién te metía la cabeza en el agua? Querías ver cuanto podías aguantar, supongo.
Tras el desconcierto inicial reaccionas con rapidez, no tienes tiempo que perder. Curiosamente te sientes más vivo que nunca o, mejor dicho, más alerta. Buscas un enemigo pero no lo encuentras, o sí lo encuentras, pero no es cuestión de darse de cabezazos contra las paredes, así que miras el barreño con un desprecio inevitable y te marchas. ¿Quién podría convencerte para que vuelvas a meterte ahí? ¡Nadie! Ha sido una perdida de tiempo y de energía, y tu cuerpo renacido y cargado de fuerza te dice que te pongas en marcha, así que comienzas a caminar y con una sonrisa forzada le dices al barreño “ahí te quedas”
Y te sientes mejor. ¿Qué ha muerto? Sí, pero la muerte también es un alivio. Y mantienes ese pensamiento cuanto puedes. Funciona. Y sientes como si crecieras a cada paso. Un paso y eres más alto; otro y eres más fuerte; otro y ganas sabiduría; otro y sonríes... ¡Eres libre!
Pero la vida real tiene la mala costumbre de prolongarse. No aparecen los títulos de crédito y con el exceso de metraje llega la sorpresa de que ¡¿quién iba a decirlo?! la batalla no ha terminado. Amigo... ¿Dónde está tu enemigo vencido? Has dejado el barreño atrás, si. Pero mírate, aún estás empapado. Además ¿no lo habías vencido en otras ocasiones? ¿Acaso quieres creer que esta vez es diferente? “Sí, lo es” Eso te dices, pero también te lo dijiste entonces y antes de entonces y antes de antes de entonces. ¡Ay, ay, ay! ¿Aún no lo entiendes? Fíjate en tus manos, están cada vez más empapadas. El barreño sólo la contenía: el agua salía de ti. Y no-te-puedes-alejar-de-ti. Así que sólo hay algo que puedes decir, exacto: “joooder”
Y llega -alguna vez tendría que llegar- el momento en el que vuelves a quedarte quieto, cada vez más empapado. Y te abandonas. Oh, sorpresa, eres humano.
El agua te rodea con su gruesa capa, las manos, el pecho, los hombros, la cara... Lo curioso es que incluso entonces la memoria te confirma que no te ahogarás. ¡No puedes! Lo sabes porque ya has creído ahogarte en otras ocasiones. ¿Crees que ahora es diferente? ¿Crees que ahora es DE VERDAD y que las veces anteriores no lo eran? Vamos, dilo. A fin de cuentas eso es lo que has dicho siempre. Así que, consuélate: esto se pasa.
Y esa realidad, que debería ser esperanzadora, sólo te hace sentirte más ridículo. Te quedas quieto un segundo y eres más patético, otro y eres más pequeño, otro y... ¿qué más da? Si el sufrimiento se acaba... ¿Qué sentido tiene? Si es algo de lo que podemos curarnos... ¿No será que nunca hemos estado realmente “enfermos”? Más agua todavía, y más oscura. Es el proceso habitual.
Sólo sabes que, aunque ahora no lo creas, volverás a levantarte. No lo harás como los héroes míticos porque tampoco eres de esos. Lo harás como lo haces todo: porque te has cansado de estar quieto.
Y entonces, aunque ahora no lo creas, volverás a caminar.
Y luego, aunque ahora no lo creas, volverás a secarte.
Y luego, aunque ahora no lo creas, volverás a meterte en otro barreño.
Porque eres así.
Quizá por suerte, quizá por desgracia.
Y ese, que debería ser un pensamiento esperanzador, hoy no te lo parece.
He puesto esto porque, como ocurre con todos los demás post, me apetecía ponerlo. Pero todos los comentarios que puedieran hacerse serán eliminados. No es la línea del blog (Por fortuna) y no quiero que lo sea. Así que dejemoslo en una complicidad silenciosa. Gracias.
Todo se acaba con una palabra coloquial, con una despedida educada. Como si nada. Y la sonrisa lejana que escuchas un segundo antes de colgar suena como un pitido ininterrumpido, como cabezas que niegan. Ha muerto. Y entonces la confirmación de aquello que esperabas te devuelve a la realidad sacando tu cabeza del gigantesco barreño en el que estabas metido. ¿Inhalas o exhalas? Haces las dos cosas con una gran bocanada y te sientes mareado cuando ves que todo deja de moverse en el tiempo lunar del agua, ya nada flota en mil posibilidades. Ahora “sabes” y para tu sorpresa fuera del agua no se está mucho mejor. La sala es oscura, y encima estas solo. Así que... ¿quién te metía la cabeza en el agua? Querías ver cuanto podías aguantar, supongo.
Tras el desconcierto inicial reaccionas con rapidez, no tienes tiempo que perder. Curiosamente te sientes más vivo que nunca o, mejor dicho, más alerta. Buscas un enemigo pero no lo encuentras, o sí lo encuentras, pero no es cuestión de darse de cabezazos contra las paredes, así que miras el barreño con un desprecio inevitable y te marchas. ¿Quién podría convencerte para que vuelvas a meterte ahí? ¡Nadie! Ha sido una perdida de tiempo y de energía, y tu cuerpo renacido y cargado de fuerza te dice que te pongas en marcha, así que comienzas a caminar y con una sonrisa forzada le dices al barreño “ahí te quedas”
Y te sientes mejor. ¿Qué ha muerto? Sí, pero la muerte también es un alivio. Y mantienes ese pensamiento cuanto puedes. Funciona. Y sientes como si crecieras a cada paso. Un paso y eres más alto; otro y eres más fuerte; otro y ganas sabiduría; otro y sonríes... ¡Eres libre!
Pero la vida real tiene la mala costumbre de prolongarse. No aparecen los títulos de crédito y con el exceso de metraje llega la sorpresa de que ¡¿quién iba a decirlo?! la batalla no ha terminado. Amigo... ¿Dónde está tu enemigo vencido? Has dejado el barreño atrás, si. Pero mírate, aún estás empapado. Además ¿no lo habías vencido en otras ocasiones? ¿Acaso quieres creer que esta vez es diferente? “Sí, lo es” Eso te dices, pero también te lo dijiste entonces y antes de entonces y antes de antes de entonces. ¡Ay, ay, ay! ¿Aún no lo entiendes? Fíjate en tus manos, están cada vez más empapadas. El barreño sólo la contenía: el agua salía de ti. Y no-te-puedes-alejar-de-ti. Así que sólo hay algo que puedes decir, exacto: “joooder”
Y llega -alguna vez tendría que llegar- el momento en el que vuelves a quedarte quieto, cada vez más empapado. Y te abandonas. Oh, sorpresa, eres humano.
El agua te rodea con su gruesa capa, las manos, el pecho, los hombros, la cara... Lo curioso es que incluso entonces la memoria te confirma que no te ahogarás. ¡No puedes! Lo sabes porque ya has creído ahogarte en otras ocasiones. ¿Crees que ahora es diferente? ¿Crees que ahora es DE VERDAD y que las veces anteriores no lo eran? Vamos, dilo. A fin de cuentas eso es lo que has dicho siempre. Así que, consuélate: esto se pasa.
Y esa realidad, que debería ser esperanzadora, sólo te hace sentirte más ridículo. Te quedas quieto un segundo y eres más patético, otro y eres más pequeño, otro y... ¿qué más da? Si el sufrimiento se acaba... ¿Qué sentido tiene? Si es algo de lo que podemos curarnos... ¿No será que nunca hemos estado realmente “enfermos”? Más agua todavía, y más oscura. Es el proceso habitual.
Sólo sabes que, aunque ahora no lo creas, volverás a levantarte. No lo harás como los héroes míticos porque tampoco eres de esos. Lo harás como lo haces todo: porque te has cansado de estar quieto.
Y entonces, aunque ahora no lo creas, volverás a caminar.
Y luego, aunque ahora no lo creas, volverás a secarte.
Y luego, aunque ahora no lo creas, volverás a meterte en otro barreño.
Porque eres así.
Quizá por suerte, quizá por desgracia.
Y ese, que debería ser un pensamiento esperanzador, hoy no te lo parece.
He puesto esto porque, como ocurre con todos los demás post, me apetecía ponerlo. Pero todos los comentarios que puedieran hacerse serán eliminados. No es la línea del blog (Por fortuna) y no quiero que lo sea. Así que dejemoslo en una complicidad silenciosa. Gracias.
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