Se acabaron las clases de comic

El destino ha querido que confluyan en el mismo día el estreno de la serie en la que curré (El Internado) y el primer día de trabajo de mi nuevo curro. Pero como ambas cosas han sido un tanto aburridas no voy a hablar de ello. :-P

Y por eso voy a hablar de la convivencia a la que fui el fin de semana pasado con el grupo al que enseño cómic y a otros chicos de otros talleres. Sí, sé que estoy un tanto biográfico estos meses y que desde que empecé con lo de la peli me he centrado en mi mismo y demás.... me la suda. (Hablando pronto y mal)



Ser monitor es -además de un estupendo método anticonceptivo- algo especial. Te lo pasas muy bien con los chicos y, aunque hay de todo, es bastante gratificante notar que estás enseñando algo a alguien. Que te escuchan y que –por una vez- te respetan. Además en sólo 48 horas te da tiempo a hacer lazos con todos y ya no sólo sientes afecto por los que son “tus chicos” también tomas cariño a otros. ¿Qué hay alguno al que le darías un sopapo? Pues claro, pero eso también hace que los que son especiales sean más especiales. Además que yo allí soy el profe "duro" :-P

Gastamos bromas, jugamos, hicimos un jimkana de terror, me echaron agua por los pantalones, les pinté la cara de rojo, hicimos un comic con fotos, me regalaron una flor (Oooh) e incluso me lancé en una ocasión a lo estrella del rock y todos me mantuvieron en alto. Si podéis hacer eso... no lo dudéis.

No puedo escribir mucho. Primero pq ya casi estoy roncando mientras escribo y segundo porque estas batallitas sólo divierten a los que estuvimos allí. Pero quiero aprovechar para decir que me alegro un montón de haber aceptado el ser profe y quiero mandar un beso (que nunca leeran) a mis compañeros monitores y coordinadores: Luisa, Samuel, Marian, Sol y Laura. Nos lo pasamos genial.