jugar o no jugar, he ahí el dilema.

Yo no juego mucho al ordenador. Que estoy mucho tiempo delante de el es cierto, escribo, trabajo, dibujo con Photoshop, contesto correos, emule, espio al pentágono, leo otros blogs... Pero no juego mucho. Mi época de jugón quedó allá por el Amstrad o, como mucho, en los primeros años de PC.

No obstante hay una excepción. De cuando en cuando, una compañia de Software llamada Blizzard saca un juego. TODOS los juegos de Blizzard son buenísimos y TODOS me los acabo. Considerando que Blizzard saca un juego nuevo como una vez cada dos años... tampoco se puede decir que sea un vicio exagerado. Todo estaba asimilado. Pero hace ya tiempo sacó el World Of Warcraft y ahí surgió mi dilema, porque este juego es digno de Blizzard, tan bueno o más que los anteriores. Pero es un juego tan inmenso... que no tiene final. Es todo un mundo fantástico por explorar. ¿Meterme en un juego sin final? Ufff...

Afortunadamente el juego salió sólo en Inglés y, como hay que leer muchísimo texto en la lengua de Shakespeare, aquello me sirvió para obtener las fuerzas que necesitaba y dejarlo. Estaba en paz conmigo mismo hasta que hoy he visto anunciado el juego, ya a la venta en Español. ¡La tentación en forma de DVD!

¿Qué hacer? ¿Decir adios a este mundo y meterme en la dimensión de Elfos, Enanos, y Orcos? ¿Crear un personaje y hacerlo crecer a base de tardes y tardes jugando? Lo siento Blizzard, pero ya tengo 30 años. Esta vez ya no cuela. Esta vez, dejaré pasar esta llamada. No voy a jugar.

O... bueno, quizá... sólo un poco...

¡Diooos!!!