Dos post por el precio de uno
Post 1
Cuando éramos niños nuestros padres nos contaban que muy muy lejos... existía un hombre con barba y corazón piadoso. Ese hombre nos observaba todo el año y sabía tan bien como nosotros mismos cuando nos portábamos mal y cuando nos portábamos bien. A los niños buenos los tenía en una lista y a los malos en otra. Los primeros recibían regalos, los segundos carbón.
Luego crecimos y a algunos nos desvelaron que aquella historia era, como ya empezábamos a sospechar, una astucia encaminada a que nos portásemos mejor. Otros, más avispados, se dieron cuenta por si mismos de que no estaban siendo espiados por ningún gordito bonachón (qué alivio) y de que portarse bien es una elección libre. Portarse bien por tener un escalextric no es ser bueno, es comerciar.
Ya está. Hasta aquí el post.
Post 2
Ah y no es habitual que yo esté en Francia, ni es habitual que un francés tire un libro a una papelera, pero el otro día coincidieron estos dos hechos en el tiempo y el espacio.
El libro lanzado con desgana a la papelera era la Biblia (O más concretamente “La Bible”) todo un discurso que define el despertar del hombre en el más sencillo de los gestos.
Foto al canto.
Cuando éramos niños nuestros padres nos contaban que muy muy lejos... existía un hombre con barba y corazón piadoso. Ese hombre nos observaba todo el año y sabía tan bien como nosotros mismos cuando nos portábamos mal y cuando nos portábamos bien. A los niños buenos los tenía en una lista y a los malos en otra. Los primeros recibían regalos, los segundos carbón.
Luego crecimos y a algunos nos desvelaron que aquella historia era, como ya empezábamos a sospechar, una astucia encaminada a que nos portásemos mejor. Otros, más avispados, se dieron cuenta por si mismos de que no estaban siendo espiados por ningún gordito bonachón (qué alivio) y de que portarse bien es una elección libre. Portarse bien por tener un escalextric no es ser bueno, es comerciar.
Ya está. Hasta aquí el post.
Post 2
Ah y no es habitual que yo esté en Francia, ni es habitual que un francés tire un libro a una papelera, pero el otro día coincidieron estos dos hechos en el tiempo y el espacio.
El libro lanzado con desgana a la papelera era la Biblia (O más concretamente “La Bible”) todo un discurso que define el despertar del hombre en el más sencillo de los gestos.
Foto al canto.
2 Comments:
Qué bonito gesto, si lo hicieramos todos a la vez...
By pableton, at 10:57 a. m.
Discrepo. La Biblia hay que leerla, al menos los evangelios. Y, lo que es más difícil, entenderla (o entenderlos).
By Álvaro, at 9:20 p. m.
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